Últimamente te pienso mucho, he imaginado, no sé cuantas veces envolverte
en un abrazo eterno, aferrarme a tu mano y sentir que me necesitas. Cuando contemplo el final del día, justo
cuando las últimas luces producen miles
de siluetas inimaginables, veo que
vuelves a mí, después de un día cargado de faenas y largas aventuras que luego me cuentas sin descanso.
Te confesaré que no por tristeza, sino por ternura, algunas
lágrimas lloré el otro día,
que mientras dormitaba te sentí
venir y escuche decir que me amas, no intentes reprocharme algo como esto hijo
mío, que las madres algunas veces
pecamos de hacer cursilerías.
Sonya
Sonya