jueves, 29 de mayo de 2014

Historias

La inspiración a veces toma formas muy distintas y en estos días mi alma pide escribir, mas los poemas parecen esconderse y toman entonces su lugar los relatos y porque a veces es mejor reírnos de nosotras mismas! les comparto mis más recientes: 

HISTORIAS

Volvía a casa, tú me acompañaste por algunas calles, al despedirte preguntaste si me cubriría con el suéter, hasta entonces esa idea no había pasado por mi mente, no sentía frio y la lluvia ya había cedido, pero tu pregunta me hizo dudar- lo pensé durante unos segundos y respondí que no, confirmando lo que había dicho, tu repetiste casi las mismas palabras y asentiste.
Caminé muy despacio, el cansancio del día se hacía notar, había avanzado solo algunos pasos cuando tuve que detenerme para ponerme el suéter y solo unos minutos más para usar el paraguas… la lluvia había vuelto, y no se fue, dormí al ritmo de su murmullo.
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La sensación “trágame tierra” quizá la haya experimentado hasta la persona más segura, y yo catalogada en el grupo del más común de los mortales, ninguna excusa tengo; y ya fuera porque siempre he pecado de ser distraída o consecuencia de los desvelos continuados, en las últimas 24 horas he deseado tantas veces que una fisura en la tierra se formara bajo mis pies y me hiciera desparecer.
La primera vez ocurrió ayer cerca del medio día cuando intentaba abordar un bus sobre la avenida Reforma, no iba a prisa, pero al dar el paso mi zapato quedó sobre el asfalto y yo dos pasos adelante, regresé por él, claro!. El piloto muy amablemente esperó y cuando apenas subía el primer escalón del bus, el dinero con el que pagaría el valor del pasaje cayó al suelo! Afortunadamente el ayudante que llamaba a otros pasajeros estaba cerca lo levantó y me lo hizo llegar; para entonces la mirada del piloto ya había cambiado de expresión, ya no era amabilidad sino desconcierto, la de los demás pasajeros no me atreví a verla.

Hoy por la mañana me dirigía al trabajo, el piloto del mototaxi esperó unos minutos mientras yo lograba cruzar la calle; por la llovizna que caía, se aseguró de todos los detalles para evitar que me mojara durante el viaje, luego de eso avanzó rápidamente y de pronto mi cartera cayó al piso!- se detuvo- corrí para ir por ella y para volver. De nuevo me acomodé y me disculpe con todos por el atraso que había provocado, solo el piloto respondió, quizá fue el único que me escuchó, y muy solidariamente, conversó conmigo sobre el clima hasta que llegué a mi destino.


                                                                                      Sonya 









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