Pasan los minutos, la hora se acerca... nada, mil rostros aparecen más no el tuyo, nadie parece notar la diferencia hasta que alguien anuncia su llegada y ocupa tu lugar. Tremendo murmullo simula ser la bienvenida, pero no! es el desconcierto, la sorpresa, quizá la indignación que ahora se ha extendido a los pasillos, escucho gritos!! voces jóvenes revolucionarias que demandan tu presencia, pero que no encuentran eco. Les vemos pasar, sus cuerpos parecen arrastrar la pesada cruz del Cristo, en sus ojos solo hay decepción. Inmóviles, simples expectadores somos, nadie intenta calmar su pena, porque es nuestra también. Sí, tus ojos, tu silencio, reflejaron en las últimas horas la lucha de tu alma y es por eso que justo ahora comprendo la lejania de tus palabras, es justo ahora que sé, que no volverás.
Sonya
Guerrero este poema es para tí, en agradecimiento a tu regalo, que es este espacio que no conoce de distancias y en donde esperamos encontrarte y nos brindes siempre tus palabras!! Un abrazo!!
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